jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Crees tu en el Hijo del Hombre?

 Soatá Boyacá, a  17º de la Virgen, año LXIII  de la N.E.
                             11 de Septiembre  de 2011

REFLEXIONES DE UN GELONG Nº 15

“…Vivir completamente la Enseñanza Crística, es entrar directamente en la vía de la Realización Espiritual” (1)


“¿CREES TU EN EL HIJO DEL HOMBRE?”
                                                          
    San Juan IX, 36 (2)


Esta pregunta se la hace el Maestre Jhesú al ciego de nacimiento, a quien él le había devuelto la vista y con quien se reencuentra después de que los doctores de la  ley lo habían expulsado de la Sinagoga.

Dos mil años después y dentro del marco de la Era del Acuarius la pregunta podría ser: ¿Sabes quién es el Hijo del Hombre? o ¿Sabes que es el Hijo del Hombre?
Para los Estudiantes de Iniciación Real de la Suprema Orden del Acuarius, el Hijo del hombre es el Cristo Rey, el Kalki Avatar, el Buda Maitreya, el Instructor Mundial que trae un mensaje de esperanza para la humanidad.

El Hijo del Hombre es un Estado de Conciencia Superior al que puede aspirar todo ser humano que quiera elevarse por encima de la condición humana habitual.
Para alcanzar este Estado de Conciencia se debe recorrer un Sendero, que los Maestros de Iniciación Real denominan el Sendero Iniciático.

El Sublime Maestre Avatar, el  Dr. Serge Raynaud de la Ferriere, nos presenta las ocho disciplinas básicas del Yoga como herramientas auxiliares para  lograr este propósito. Sus verdaderos DISCIPULOS, entre ellos el Sublime Hermano Mayor, ha seguido su ejemplo y nos presenta su vida como la  Enseñanza Viviente que nos señala el derrotero a seguir para ir en pos del Estado de Conciencia del Hijo del hombre.

El caminante del Sendero Iniciático, aquel que  trabaja conscientemente sobre si mismo en pos de este Estado de Consciencia, debe reunir las siguientes características:

· No se compara con los demás, solo trabaja en un proceso de autotransformación continuo y permanente, porque  sabe que el proceso es individual.
· No se siente importante por los logros obtenidos, ya que ello conduce a la soberbia y esta nos desvía tanto del camino como de la meta.
· No siente envidia ni se siente complacido humillando a los demás, y nunca usa el sarcasmo, la ironía, ni el verbo agresivo.
· No se complica, es perseverante en su propósito, siempre avanza aun en las más adversas circunstancias.
· No busca el aplauso, el reconocimiento o el halago.
· No importa quién esté realizando una labor, si ésta es en pro del ideal,  siempre está dispuesto para colaborar en ella.
· Su trabajo lo hace con la mejor buena voluntad, es decir hay en él, la determinación, la decisión, la dedicación, el discernimiento y la disciplina requerida para lograr el propósito.
· Reacciona adecuadamente y está bien en cualquier circunstancia.
· Su crecimiento es indetenible y crece con entusiasmo, cultivando una actitud de alegría y de contento permanente.
· Es tierno, inocente, espontáneo, sensible,  conoce el lenguaje de la naturaleza e interactúa con ella armónicamente, sin perder nunca su capacidad de asombro, por ello el Maestre Jhesú nos enseña que para alcanzar este Estado de Conciencia debemos volver a  ser como niños.
· Aprende a vivir en el aquí y en el ahora porque sabe que solo así alcanzará la eternidad, porque ella no es más que una sumatoria de instantes.
· Actúa con honradez y honestidad, pero nunca le da importancia a sus acciones, simplemente actúa así porque sabe que así es como debe actuar.
· Renuncia a los frutos de sus acciones, porque estar pendiente de ellos nos impediría experimentar el gozo que nos proporciona entregarnos plenamente a lo que hacemos, y el apego al fruto termina encadenándonos, y los valores más preciados para quien trabaja en pos de este Estado de Conciencia son la vida y la libertad.
· Es un ser humano libre y de buenas costumbres; libre de toda dependencia, sea material, emocional, mental o espiritual y libre de temores, porque estos terminan generando tumores y a nivel celular ellos son expresión de desobediencia y egoísmo.
· El caminante del Sendero Iniciático, se complace en compartir la Enseñanza y lo que ha logrado asimilar de ella, con todos los corazones que estén ávidos por recibirlas, porque sabe que el destinatario de la misma es el corazón.
· El caminante del Sendero Iniciático sabe que todo lo creado contiene la Esencia de su Creador, y que a través del autoconocimiento podría llegar a conocer al Principio Generador de la existencia.
· El caminante del Sendero Iniciático, va en pos de la Verdad, que es su propia esencia y sabe además que la verdad  es el camino que lo conduce a la Libertad.
· El caminante del Sendero Iniciático es un gobernante de su propio destino.
· El caminante del Sendero Iniciático, es permeable a lo trascendente, que es su ser, su esencia, su consciencia, e impermeable a lo intrascendente, a todo aquello que se esconde tras una engañosa apariencia.
· El caminante del Sendero Iniciático sabe que en la evolución vamos todos, por eso experimenta un inmenso gozo en colaborar conscientemente en la evolución del universo.
· El caminante del Sendero Iniciático sabe que estamos aquí para compartir y servir y que estos son los fundamentos sobre los cuales construimos una nueva forma de vivir.

El Sublime Hermano Mayor nos enseña que el Hijo del hombre tiene entre otras las siguientes características: “es natural y equilibrado en todas sus acciones” y que “el Estado de Conciencia del Hijo del hombre ,es la Realización de las Verdades que forman la INICIACION”  

Continuamos trabajando en nuestra labor de prevención del consumo de sustancias psicoactivas; al finalizar el mes de agosto terminamos nuestra labor en el Colegio Manuela Ayala de Gaitan con los alumnos de la jornada de la mañana, mensaje que fue recibido por un total de setecientos alumnos.


Sigamos adelante, unidos como las ramas de una Ceiba frondosa, trabajando para que la humanidad alcance el Estado de Conciencia del Hijo del hombre, haciendo del Servicio algo tan natural como respirar y algo tan vital como el aire.

Gelong, Euclides José Hernández Gamarra

1.   RAYNAUD DE LA FERRIERE, Serge. Los Grandes Mensajes (1958). Cuarto mensaje, La Señal Divina. Pg. 310, Ed. GFU 
    
2.   SAGRADA BIBLIA, DIOS HABLA HOY.


Reflexiones de un Gelong en la página www.euclideshernandez.blogspot.com/